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CONCIENCIA Y REVOLUCIÓN. Extracto del libro SEIS ESTUDIOS.
Félix Rodrigo Mora.

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Félix Rodrigo Mora
Quien dice conciencia , dice verdad. Ésta es necesaria también para conocer la realidad del mundo a transformar , elaborando proyectos estratégicos que sean conformes a lo que aquél es ahora , no a lo que quizá fue hace 150 años , o hace 70 ó 40 años. Asimismo la verdad que aflora del aprecio por el factor consciente , es el elemento cardinal para ganar la batalla de las ideas ,a librar con las élites , sin la cual no se puede ganar la batalla de la revolución en sí , como fundamental conmoción social que derriba el mundo existente y crea otro nuevo y , esperemos , superior. Renunciar a librar la batalla de las ideas , ya ahora , con toda la fuerza y maña , estratégicamente y táctica , es desentenderse del gran proyecto de construcción de una sociedad nueva y un nuevo ser humano.
Pero la noción de conciencia no puede reducirse a la de conocimiento verdadero , incluso siendo éste su componente fundamental. No debe equipararse al intelectualismo , de manera que ha de abarcar todas las operaciones de la mente : la voluntad , pues sin ella el sujeto deviene un razonador estéril ; la sensibilidad , necesaria para aprehender aquello que siendo parte integrante de lo humano no puede ser reducido a lo intelectivo ; la sociabilidad , que garantiza la vida colectiva y permite superar al mismo tiempo la cárcel del ego y la propiedad privada. La conciencia , así concebida , es un quehacer integral en el que la persona , como individuo y como sujeto social , se dota a sí mismo , con ayuda de sus iguales , de los componentes esenciales de la condición humana , lo que ya de por sí , es un desafio de notable significación al hodierno sistema de dominación , que para maximizar su poder , está llevando adelante un proyecto estratégico encaminado a la aniquilación de la esencia concreta humana , en primer lugar la anulación de los factores y cualidades espirituales de cuyo cultivo deseado resulta la conciencia , haciendo del sujeto un mero " animal laborans " , todo él soma y nada más , lo que se pone de manifiesto en la publicidad comercial , uno de cuyos constituyentes más repetidos es el culto al cuerpo , un dato más que evidencia el carácter retorcidamente político de aquélla , dicho sea de paso.
En las actuales condiciones , cuando el Estado y el capitalismo pugnan por destruir al sujeto , en tanto que humano , para reconstituirlo , en tanto que subhumano , una parte notable de la conciencia ha de manifestarse en la forma de concepción sobre la construcción del individuo , pues sigue siendo pertinente el dicho de Rousseau , " jamás pueden ser buenas para realizar cosas buenas las personas malas " , lo que viene a significar que la calidad del individuo es un factor decisivo en la transformación del orden social , calidad que puede y debe auto-cultivarse. En ello , no hace falta decirlo , todo está por hacer , lo que es grave , pues ningún proceso revolucionario puede triunfar si no posee una concepción sobre la auto-edificación del individuo y no mantiene a toda costa la superioridad moral.
Si lo medular de la conciencia , como causa de revolución , es la voluntad de verdad y sus logros , en la forma de prácticas de producción de ideas tanto como de las ideas efectivamente producidas , una observación cardinal es que se ha de proscribir toda fórmula que busque meramente defender intereses , legítimos o ilegítimos , con independencia de su contenido de verdad. Una revolución positiva , que se proponga hacer realidad la libertad eliminando lo que la impide ahora realizarse , la máquina estatal y la empresa capitalista , no puede ser cuestión de intereses , sino en lo más fundamental de la ausencia de ellos. Su fuerza motriz ha de proceder de la verdad de sus formulaciones , de las exigencias de valores y de la calidad moral de sus prácticas. Dicho de otro modo, cualquier transformación social que desee aportar algo a la historia del mundo ha de venir del desinterés , en la forma de actuar magnánimo.

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Por tanto , quienes preconizan cambios sociales para proporcionar a éstos o a los otros grupos sociales ventajas materiales , mejoras económicas o paraísos utópicos donde regalarse y ser dichosos , está prostituyendo la noción misma de revolución y , al tiempo , creando las condiciones para que ésta nunca acontezca , pues la búsqueda del propio interés , sea en los términos que sea , es lo medular de la cosmovisión burguesa , que es trasladada a las masas con la excusa verbal de hacerlas " revolucionarias ". Dicho enfoque , el habitual en el izquierdismo , muestra lo que es éste realmente , un modo hábil de llevar las ideas reaccionarias al pueblo al mismo tiempo que se lanzan soflamas más o menos estrepitosas. De ello resulta , dicho sea de paso , la crisis actual de todas las formas de falso radicalismo pues tras las colosales victorias alcanzadas por el vigente sistema de mando , y teniendo en cuenta que ya ha logrado montar sus propios aparatos de dominio político , mediático e ideológico de las masas , ahora el poder ya no necesita sus servicios , de manera que lo está dejando caer.
Contra el pragmatismo de " los resultados " alcanzables y gozables ya ahora hay que defender la verdad , desnuda y esencial , del esfuerzo y la lucha , ambos sin fin , como resultados más deseables , y más decisivos. Ocupémonos ahora de la revolución.
La noción de revolución está hoy desacreditada. Es lógico que así sea , y ello tiene muchos aspectos positivos. Desde luego , las revoluciones perniciosas , que han servido para desarrollar prodigiosamente los aparatos de dictadura , y para obnubilar la mente de muchos con proyectos y vías que producen espanto , es muy efectivo que permanezcan desprestigiadas. Ello es particularmente beneficioso en relación con la francesa de 1978 , modelo de todas las revoluciones liberales , también la española , tan sangrienta y liberticida , y con la rusa de 1917. De las así llamadas revoluciones antiimperialistas de 1945-90 lo único que se puede decir es que todas ellas , y fueron muchas , han sido un desastre , las que triunfaron ( China , Corea del Norte , Cuba , Argelia , Vietnam , Camboya , ANgola , Nicaragua , El Salvador , etc. ) más las que fracasaron. De manera que la disposición a desentenderse de esta cuestión es en buena medida razonable y beneficiosa. Queda la revolución de 1936 en los diversos territorios en que el alzamiento militar encabezado por F. Franco fue vencido , tan enaltecida y por ello mismo , escasa en estudios imparciales que permitan diferenciar lo correcto de lo incorrecto en lo que entonces se realizó. Hay interrogantes de mucho calado sobre diversos aspectos , como la estrategia general , la línea militar , el autogobierno popular , la libertad de conciencia , la política municipal , la función del campesinado , la represión y la vida económica , sin olvidar la cuestión más pertinente , las causas últimas de la guerra civil ( casi únicamente se trata de las inmediatas , que no son las determinantes ) , e investigar sobre todo ello es de bastante más importancia que seguir disputando sobre las responsabilidades de los partidos y sindicatos implicados en los acontecimientos , asunto ya agotado.
Acerca de la cuestión más idolatrada , las colectividades , hay tanto luces como sombras , teniendo en cuenta además que fueron dependientes de los diversos partidos y sindicatos , de modo que una buena parte de ellas carecen de significación pata la hora presente , al ser la mera realización de la línea política de republicanos , comunistas , socialistas o UGT , lo que reduce su positividad a un número pequeño de casos. Sea como fuere , las dudas se acumulan a medidad que se van publicando estudios concretos cada vez más profundos , que ponen en evidencia el economicismo , productivismo y tecnofília que prevaleció en muchas de ellas , al mismo tiempo que queda patente el impulso revolucionario , el entusiasmo , su vinculación al mundo rural tradicional comunal y concejil , su deseo de elevar la convivencia entre los seres humanos a un nivel superior por medio del colectivismo , lo cual se ha de relacionar , al menos parcialmente , con la lucha llevada adelante por la CNT , sobre todo en 1931-33 , contra el régimen republicano estatal- burgués.

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Comoquiera que fuere , debemos considerar las experiencias del pasado como fuente de conocimiento , en lo positivo y negativo , no como algo a imitar o copiar , o aunque sólo sea a aplaudir acríticamente. Hoy nos enfrentamos a una realidad muy diferente en casi todo a la de 1936 , y tenemos que usar el entendimiento para comprender nuestro tiempo , sin quedarnos aferrados mentalmente a un pasado indebidamente mitificado.
El universal desprestigio que transmiten los procesos revolucionarios de antaño ha ocasionado una general negativa a fijar como meta un nuevo tipo de sociedad , diferente y superior a la actual. Por ello , el movimiento " antisistema ! vigente , débil y escaso en todo , muy particularmente en los contenidos , elude de manera persistente y poco racional el poner sibre la mesa esta cuestión para intentar dar con una salida. De ello se desprende que los diversos activismos hoy operantes , de manera casi general , no tienen más meta que alcanzar logros dentro del actual orden de dominación , sin cuestionarlo como totalidad , dejando aparte el folklore verbalista habitual , aunque incluso éste es cada día más débil. Lo que resulta de todo ello es el triunfo universal del reformismo , que debe entenderse , por sus efectos prácticos , como una vía para la mejora del actual sistema , haciéndolo cada vez más robusto , sutil y operativo. Eso indica que vivimos en una época no-revolucionaria , pues todos , los institucionales y los antiinstitucionales se proponen , cada cual a su manera , mantener el orden vigente en su esencia.
Para intentar superar ese estado de cosas , se buscará sentar los fundamentos reflexivos de un futuro orden revolucionario , aunque de un modo bastante inicial , e incluso elemental , en tanto que modesta invitación a la controversia y el debate.
Las revoluciones habidas desde finales del siglo XVII todas han atentado contra la libertad , que se ha ido encogiendo progresivamente desde entonces. Una revolución futura tiene que diferir en eso. Su meta no ha de ser establecer este o el otro orden político , social y económico , sino simplemente hacer real la libertad , de conciencia , política y civil , por dos procedimientos : a) derribando lo que hay de liberticida en el sistema vigente , b) constituyendo garantías de toda índole para que la libertad pueda mantenerse en contra de sus enemigos. Posteriormente , en ese orden de libertad , ha de ser el pueblo , en toda la complejidad del vocablo , el que debe ir realizando las transformaciones apropiadas , según el principio de las mayorías.
Las revoluciones perniciosas del pasado han estado obsesionadas por lo económico y la vida económica. Su médula ha consistido en reprochar al orden vigente la pobreza y el atraso , supuesto o real , para de inmediato pasar a ofrecer fórmulas dirigidas a fomentar el desarrollo económico , el progreso técnico y el nivel de consumo de las masas , que debían participar en el proceso revolucionario precisamente para elevar su grado de bienestar material. Esto ha tenido unos efectos catastróficos , que han falseado desde el principio el impulso revolucionario , convirtiéndolo en su opuesto. La base doctrinal de ello es la teoría marxista , que establece como mal primordial la escasez , formulando a continuación el axioma de que ésta resulta inevitablemente del capitalismo , dado que en él las relaciones de producción frenan el desarrollo de las fuerzas productivas , de tal modo que eliminando aquéllas , éstas se desenvolverían sin limitaciones , creando un orgiástico estado de abundancia.

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La experiencia ha demostrado que ello está equivocado , y que culmina en el sueño de instaurar un super-capitalismo , finalmente disfuncional , como se comprobó con la URSS. Una consecuencia añadida del productivismo y tecnolatría de las revoluciones dirigidas por el economicismo ha sido que, para fomentar el crecimiento económico , se debían crear numerosos aparatos de dominación , con lo cual la libertad era sacrificada a la esperanza de abundancia material. La propuesta para una revolución futura es considerar la economía como consecuencia y no como causa , poniéndola al servicio de las metas inmateriales del proceso renovador , y estableciendo como criterio organizador de la vida económica toda la axial categoría de lo mínimo. Ello equivale a economía mínima , industria mínima , tecnología mínima , comercio mínimo y así sucesivamente.
De ese modo el futuro orden no dependerá de la economía y de la técnica , sino de la libertad , la convivencia y la calidad de los seres humanos. Será una transformación integral dirigida a fomentar los valores no-materiales destinados a satisfacer las necesidades espirituales de los seres humanos , en un orden social de riqueza espiritual y austeridad material decorosa , en la cual nuestra vida tenga sentido , significación y trascendencia , dejando de ser lo que ahora es , una experiencia casi exclusivamente biológica manipulada hasta el paroxismo. Con ello se romperá , por fin, con la cosmovisión burguesa del mundo , compartida por casi todas las doctrinas , fuerzas sociales e ideólogos , que busca hacer de cada individuo una copia de su infrahumano modelo , el " Homo Oeconomicus ".
El libro " Economía autogestionaria , las bases del desarrollo económico de la sociedad libertaria " , Abraham Guillén , es un caso concreto ilustrativo. Ya el título es desconcertante , pues ¿ qué autoriza al autor a hacer del desarrollo económico una meta deseable , en vez de algo indeseable ? Guillén , como parácticamente todos los tratadistas , se guía por la economía política burguesa , que admite acríticamente , como si fuera un saber imparcial y objetivo , pero desde Adam Smith hasta el presente aquélla es la exposición de las metas y propósitos fundamentales del Estado y el capitalismo en este ámbito. Es triste constatar que , como suele ser habitual , no estudia la economía real desde ella misma , experencialmente , sino que da por buenas las lucubraciones interesadas y los sofismas malévolos de los economicistas clásicos y contemporáneos. Ya su admisión de la absurda noción de " modo de producción " , en tanto que categoría determinante que pretendidamente se impone al orden político , evidencia ingenuidad.
Sus loas a " el milagro de la productividad " , manifiestan impotencia para comprender lo que es realmente la tecnología aplicada a la producción , así como la tecnología en general.
Después de éstas y otras pifias , no logra decir casi nada coherente sobre la utogestión , lo que es lógico , pues cuando la mente se deja envolver por la verbosidad de la economía política ortodoxa termina , de un modo u otro , como le sucedió a Marx , repudiando el capitalismo real sólo para apostar por alguna forma de capitalismo irreal , esto es , perfecto y completo únicamente en el imaginario de su postulante. Un trabajo inicialmente desmitificador es " La economía como ideología. Mitos , fantasias y creencias de la " ciencia económica " , de Jose Maria Cabo.

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La revolución de la libertad no podrá tener como meta el bienestar material , ni el desarrollo tecnológico , ni ninguna utopía de abundancia , pereza y goces. No será , por tanto , una revolución hedonista ni felicista , sino un tránsito a un modo de vida esforzado y severo tanto como cívico , colectivista y afectuoso , en el que sea posible realizar el viejo postulado clasico de " lo verdadero , lo bueno y lo bello " , es decir , un sistema estructurado desde el esfuerxo por la libertad , la verdad , la convivencia , la conciencia moral , el desinterés , el compromiso , la ayuda mutua , la excelencia estética y la sublimidad. Para realizarlo hay que poner fin , como es lógico , a la existencia del ente estatal y del capitalismo , pues en ambos , de forma inmanente , se da la negación de los valores fundamentales que permiten a los seres humanos ser eso mismo , humanos. Se postula con ello la constitución de una sociedad cualitativamente mejor que la actual pero no perfecta ni armoniosa ni mucho menos feliz , que permita la maduración paso a paso de una humanidad superior a la existente , continua específicamente humano , dejando atrá la lúgubre búsqueda de más poder , más dinero , más consumo , más placer , más irresponsabilidad , más ego , más delegación , más degradación y más desamor.
Los contenidos de una futura transformación integral del orden constituido son , como es comprensible , muchos más de los aquí considerados , pero para no alargar el asunto , quedarán concretados en la síntesis que sigue : libertad equitativa para todos , satisfacción de necesidades espirituales , preterición de lo económico , convivencialidad y autogobierno popular por medio de asambleas omni-soberanas , sin máquina estatal ni clase empresarial ni casta intelectual ni trabajo asalariado , que son las causas fundamentales del mal político , medioambiental y moral.
Dos observaciones más completarán lo formulado. El siglo XX ha sido una sucesión de éxitos y victorias interrumpidas del vigente sistema de dominación , no sólo políticas y militares , también mediáticas , educacionales , tecnológicas y económicas. El poder de aquél para moldear las mentes y las conductas de toda la humanidad es ahora más fuerte que nunca , y continua progresando. Al mismo tiempo , el rápido desarrollo del capitalismo en amplios territorios hasta hoy  más o menos preservados de su presencia , en Asia sobre todo , pero también en Latinoamérica y África , está haciendo que cientos de miles de millones de personas vean su futuro con optimismo dentro de él , y que se consideren meras mercancias , nada más que mano de obra a venderse en el mercado al mejor postor , no seres humanos , menos aún combatientes contra el sistema constituido. Así mismo , el desarrollo de los estados en todo el mundo , que ha sido rapidísimo en los últimos decenios , ha proporcionado a éstos una fuerza reduplicada para controlar , vigilar , aleccionar , amaestrar , dirigir , planear y , cuando es necesario , intervenir represivamente. Ello quiere decir que el avance de las corrientes antiinstitucionales , en el plano mundial y en cada país , en caso de darse , ha de ser lenta , problemática y tortuosa , y que necesitará de un largo lapso de tiempo para alcanzar un cierto nivel , dada la dramática desigualdad de fuerzas existente en la hora presente.
Eso significa que es necesario elaborar una estrategia a muy largo plazo , pues las formulaciones inmediatistas , deseosas de resultados palpables ya ahora , están equivocadas , al demandar lo que no puede ser , conforme a las condiciones objetivamente dadas.

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Por supuesto , en dicha estrategia , además de los factores de fuerza , se han de considerar los de debilidad del actual orden , para lograr una visión equilibrada , que capte sus contradicciones. Aunque no es el momento , por lo complejo y extenso del análisis , sí se pueden apuntar algunas cuestiones. La hiper-extensión del Estado , en particular como militarización , está creando ya , y mucho más en el futuro , complicaciones graves , por trituración de la sociedad civil , sometida a una presión descomunal y ascendente. La creación  de seres sobre.oprimidos de carácter clónico origina una disfuncionalidad estructural ascendente de la mano de obra , así como de una parte cada día mayor de la población en general , con efectos políticos y económicos desestabilizadores. El estado de barbarie en que los aparatos académicos , de aleccionamiento y ocio dirigido han sepultado ya a la humanidad , probablemente hará reaccionar contra ellos a lo que aún subsiste de amor por el conocimiento , la ética , la cultura y el arte auténticos , que no es mucho pero es algo. El colapso planeado de la calidad media de la persona se está volviendo contra el sistema , pues encuentra dificultades crecientes para reclutar servidores eficientes. Además , el capitalismo , cuanto más sofisticado y tecnificado , más artificial , ineficiente y despilfarrador se hace , causando unos costes ocultos crecientes , no monetarios y monetarios , éstos últimos hasta ahora enjugados por la intervención del Estado , que acaso encuentre un límite en el tiempo. Los conflictos entre las superpotencias se amplían , en particular en EEUU y China. Así mismo , está la crisis medioambiental , en desarrollo , y el agotamiento en un futuro no próximo de las fuentes energéticas.
En conclusión , la acción transformadora integral ha de llenar , dada la situación , todo un largo periodo histórico , a medir probablemente en siglos , de manera que quienes se comprometan en ella han de reflexionar sobre la advertencia de H.D. Thoreau , " ¿ por qué estamos tan desesperados por triunfar , y triunfar en empresa tan desesperada ? . Su causa última es que el actual régimen de dominación , a escala mundial , instaurado tras el final , en 1945 , de la II guerra mundial , es diferente en una buena parte de su concepción y elementos esenciales a todo lo precedente , en el sentido de ser cualitativamente mucho más eficaz. Si los anteriores se limitaban a realizar la opresión simple del pueblo , el ahora vigente da un paso más allá , al instituir la destrucción planificada de la esencia concreta humana , para lograr un estado planetario de docilidad absoluta y perpetua. Por ello , la lucha contra él exige de propuestas y orientaciones igualmente innovadoras , que no pueden resultar de la lectura , sin conexiones con las realidades del siglo XXI , de los textos de los revolucionarios del siglo XIX , incluso en lo que éstos tuviesen de acertado.
Ello debe llevar a la reflexión de que la revolución no ha de entenderse como un gran acontecimiento muy localizado en lo temporal , una futura reedición del choque pueblo/Estado que tuvo lugar los dias 18-20 de julio de 1936. eso es , como mucho , una parte de aquélla , la más espectacular y rotunda , pero no el todo. La revolución es un proceso en el tiempo , mucho más que un momento , se desenvuelve durante años y siglos , y ese avance progresivo es su parte medular y más decisiva. El trabajo previo de preparación , con la maduración de estrategias , programas y argumentos , la gran batalla de ideas mantenida durante muchos decenios , el combate político persistente , la creación de redes de espacios semi-liberados y de apoyo , las acciones en la calle , la perseverancia en el análisis de la realidad , el desenvolvimiento práctico de la conciencia moral , la formación de sujetos de calidad , no especializados y desinteresados , son actividades menos espectaculares pero no menos necesarias. Porque , en definitiva , se trata no de lograr un cambio político y social cualquiera , sino de crear las condiciones para que la humanidad pueda elevarse , al haber conquistado previamente un grado razonable de libertad espiritual , política y civil , paso a paso a un estado de conciencia y existencia superior , desde su penosa situación actual.

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Una vez que hayamos emancipado nuestras mentes de la concepción economicista , determinista , teológica y providente de la transformación social tenemos que reconocer que ésta no es inevitable y que , debido a ello , puede suceder o no. En la actual coyuntura , cuando las fuerzas estabilizadoras del orden constituido son tan hercúleas y activas , y las opuestas tan endebles y esmirriadas , la alternativa más probable es que se consolide un sistema de dominación capaz de mantenerse por siglos , e incluso por milenios , en una sociedad del conformismo y el envilecimiento total , donde la función de la persona sea asentir , obedecer y ejecutar lo que les ordenen minorías super-poderosas , mientras se va desmoronando como tal. Lo que acontezca en el futuro depende de nosotros , y sólo de nosotros , y no de esotéricas leyes históricas , ni de quiméricos " derrumbes " del sistema económico , ni tampoco del más real , pero por ello no apocalíptico , agotamiento de los recursos naturales. La revolución es un acto humano que es función de los individuos reales y que únicamente éstos pueden realizar, o no realizar , siempre en unas condiciones objetivas dadas , no elegidas , pero en definitiva modificables por la reflexión , volición y acción individual y colectiva.
Finalmente , hay que considerar que la categoría de transformación integral suficiente de la realidad social , aún si nunca se llegase a realizar , que es la posibilidad más plausible desde la prespectiva actual , aparece como una necesidad epistemológica de primera importancia , a la hora de tomar posición sobre los asuntos de nuestro tiempo. En efecto , si se renuncia a la idea de revolución , sea por el motivo que sea , e incluso cuando se hace con las mejores intenciones , lleva , de manera inevitable ,a tratar los diversos asuntos desde lo que el orden constituido es , por tanto , de un modo conformista e integrador. De manera que para situarse , en el acto de pensar , fuera y más allá de lo que existe , es necesario admitir , como criterio cavilativo fundamental , la noción de revolución. Desde ella ha de hacerse la planificación estratégica , en particular de lo más urgente , la producción de ideas , en la dirección de dotarse de los recursos argumentativos necesarios para librar con alguna garantía de éxito la decisiva batalla de las ideas. Dicha producción de ideas ha de resultar mucho más de la reflexión , de la práctica reflexionada , que del consumo de ideología y de la lectura , en particular de la lectura de textos doctrinarios y teoréticos.
Una conclusión más es que , si bien es cierto que la transformación integral suficiente del orden vigente probablemente no sea hacedera , juzgando la cuestión desde el presente estado de cosas en el plano mundial , eso no ha de llevar a exponer la realidad social faltando a la verdad , lo que suele tener lugar en los enrevesados sistemas , hijos de una astucia pueril , encaminados a la reforma habilidosa del orden constituido.
No , porque aunque es verdad que los intentos revlucionarios han fracasado siempre hasta ahora , los presuntuosos proyectos para conseguir esto y lo otro , tenido por positivo , dentro del actual sistema , no sólo no han proporcionado nada útil sino que han servido como armas políticas al orden dictatorial de la modernidad. Sea como fueren las cosas en el terreno de la política , sea hacedera o no la revolución , debemos adquirir el compromiso de persistir en la verdad , de evitar el autoengaño reformista y posibilista , de presentar los problemas políticos y sociales como realmente son

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Vivir en la realidad , negarse a albergar falsas ilusiones , presentar los asuntos con objetividad , criticar las fantasías , utopías y quimeras reformadoras , sobre todo por devoción a la verdad , ha de ser un estilo de vida válido en sí mismo y justificable a partir de su propia excelencia. El lema sería , por tanto , la verdad primero , por delante de todo , no sólo como lo opuesto a la mentira sino , principalmente , como lo contrario al subjetivismo y el ilusionismo que resultan de la falta de estudio persistente de la realidad. Porque  ¿ a donde han llevado los muchos , brillantes , ingeniosos , sofisticados y presuntuosos planes para lograr el cambio social sin revolución urdidos en los años 60 y 70 ? A nada positivo , desde luego , en muchos casos incluso a la liquidación psíquica de sus autores , aniquilados como personas precisamente por la falta de verdad de sus formulaciones.
Quizá la revolución no sea hacedera pero el esfuerzo por la verdad sí lo es , y la verdad es capaz de liberarnos tanto o más que la revolución.



SEIS ESTUDIOS . Félix Rodrigo Mora . Editorial brulot.

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